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Tres años era la edad de los hermanos trillizos Leo, Nick y Steven cuando llegaron de Colombia en manos de su madre y abuela. A diferencia que otros inmigrantes, ellos tenían una particularidad, no podían ver. Su papá biológico, los había abandonado y las dos mujeres tuvieron que trabajar muy duro para mantenerlos, hasta que conocieron a su protector, una persona que se convertiría en algo más que un mentor, un padre.
Ollie Cantos, también invidente, pasó a ser el ángel que ha velado por los niños desde 2010. “Originalmente, los encontré porque recibí información de un amigo que trabajaba en la Agencia para Servicios Sociales, él sabía de estos chicos a través de uno de sus compañeros de trabajo. Así que pensó que yo podía ser un buen modelo a seguir para ellos, como un mentor, originalmente”.
Hoy día, esta bondadosa alma siente orgullo y emoción al ver cómo sus niños han crecido personalmente, ahora tienen confianza en sí mismos y lograron un gran reto, convertirse en Águilas Scouts, un rango que otorga los Boys Scouts a muy pocos integrantes por sus logros y excelente desenvolvimiento. De hecho, Cantos comenta que menos del 4% de los miembros de la organización, fundada en América 107 años atrás, entra en este grupo.
Además, la hazaña alcanzada por los hermanos de origen latino es histórica, pues son son los primeros trillizos invidentes que llegan a obtener el reconocimiento. “Es increíble ver cómo ellos han crecido y cambiado. Antes no creían en ellos, en sus habilidades para ser exitosos. Tenían baja autoestima y pensaban que no valían nada, pero lo que pasó es que aprendieron que la ceguera no es una tragedia, sino una características. La única cosa que no podemos hacer es ver, de resto podemos hacerlo todo. No hay límites”, dice.
Los hermanos Cantos irán próximamente a Boston para empezar un entrenamiento con el que esperan terminar de pulir sus destrezas para independizarse el siguiente otoño, en su primer año de College. “Tuve que enfrentar un reto grande con la insignia de mérito Aptitud Física. Debía superar doce semanas, teníamos que correr y hacer diferentes ejercicios, ponernos pruebas a nosotros mismos, nos hacían un examen cada quince días, fue la insignia que más me costó. Luego se hizo más fácil, el último examen lo hice muy bien”, cuenta Leo, quien quiere estudiar leyes - como su padre -, pero enfocarse en regulaciones legales que permitan hacer la tecnología asequibles a todos, sin importar las discapacidades.
Por otra parte, Nick desea estudiar marketing para luego convertirse en un agente de ventas inmobiliarias, pues vender casas y propiedades es su sueño. “Mi papá me enseñó cómo ser una mejor persona de la que era antes y cómo seguir adelante cuando la situación se pone difícil, cuando no sabes si puedes lograr las cosas y estás asustado. Si continúas trabajando porque realmente quieres algo, con valor lo puedes alcanzar”, afirma el joven.
Aunque ninguno de los tres habla español, para ellos no hay distinción de razas ni colores. Consideran América su hogar y aman este país, a pesar de que nacieron en Colombia, su mundo está aquí. Han superado todas las pruebas pasadas y tienen como norte lograr el éxito.
“Estábamos en un campamento de invierno algunos años atrás, viajamos alrededor de cuatro horas a West Virginia, era de noche, a menos cinco grados, así que intentamos hacer lo mejor y hacer cosas que la gente normal hace, fue una experiencia divertida para nosotros, porque a pesar de las condiciones del clima eran malas, manejamos la situación. Ser Scout no se trata de ser exclusivo con las personas que tienen discapacidades, sino de abrazarlos y ayudarlos a incrementar sus capacidades propias para ser mejores personas, de eso se trata”, asevera Steven.
“Un particular mensaje para todos es que por favor, con o sin discapacidades, crean en ustedes mismos para tener un futuro”, concluye Ollie.
Acceso a la noticia en la web: eltiempolatino.com.